Según el Diccionario de la Real Academia de la lengua española, la palabra “pleita” significa: faja o tira de esparto trenzado en varios ramales, o de pita, palma, etc., que cosida con otras sirve para hacer esteras, sombreros, petacas y otras cosas.
El origen de esta palabra en español procede del mozárabe “pléhta”, este del latín vulgar “plecta” que significaba “entrelazamiento”. A su vez, la palabra latina viene del étimo griego “plekté”: cuerda entretejida.
La pleita llega desde Grecia hasta el bajo Guadalquivir con un único fin: crear un objeto funcional y estético a partir de recursos naturales, propios del entorno, totalmente biodegradables y sin dejar huella alguna en el medio ambiente.
O lo que es lo mismo: que se lleva trabajando la fibra natural en forma de trenza desde el principio de las civilizaciones. No podía ser de otra manera: los seres humanos nos distinguimos del resto de especies por nuestra capacidad de razonar, de resolver problemas y también por el gusto por el arte y la belleza. La pleita llega desde Grecia hasta el bajo Guadalquivir con un único fin: crear un objeto funcional y estético a partir de recursos naturales, propios del entorno, totalmente biodegradables y sin dejar huella alguna en el medio ambiente.
En nuestro caso, la anea la segamos en las diferentes lagunas y canales de la marisma andaluza; el esparto que utilizamos es el de la sierra de Cádiz, al igual que la palma y el palmito. Lo mismo ocurre con el carrix, el carrizo o el brezo… estamos rodeados de ellos, solo hay que saber mirar.
Con la globalización y la competencia extranjera, hemos tenido que adaptarnos a los nuevos tiempos, aunque con moderación. Uno de nuestros lemas es TRADICIÓN Y VANGUARDIA. No pretendemos dejar de lado el esparto español, bien sea de Cádiz o de Jaén, aunque para abaratar algo los precios, también trabajamos esparto de importación, cuyo origen es Marruecos.
No tenemos nada en contra del pueblo marroquí. De hecho, precisamente compramos un tipo de esparto de alta calidad porque sabemos que el resultado es muy bueno. Pero no entra dentro de nuestra ética comprar un producto barato a sabiendas de que a los trabajadores se les ha pagado poco, o las condiciones no son las mejores. Además, y todo hay que decirlo, el esparto de importación es muy bueno, pero el español es “pata negra”, aunque ahora lo llaman calidad PREMIUM.
El proceso para crear la pleita, ya sea con esparto o con palma, es lento, laborioso y a veces resulta doloroso e hiriente para con las manos. Precisamente, para comenzar cualquier producto, ya sea una persiana, una leñera o una cesta, primero se trenzan los materiales (he aquí la pleita o empleita) y después se cosen, una a una, hasta darle forma al producto deseado.
El valor no es solamente económico. Valme Luna nace de un proyecto que va más allá de un negocio: se trata de dignificar la labor de los artesanos andaluces y españoles y de perpetuar una actividad cultural antigua, respetuosa con el medio y muy nuestra. Y, bueno, para qué negarlo… también hay un interés personal. Las cosas tan bonitas que hacemos no podía quedármelas solamente para mí.